ES UNA DE LAS MEJORES SERIES DE LA HISTORIA DE NETFLIX, TIENE SOLO 7 EPISODIOS Y LA DIRIGE UNA LEYENDA DEL CINE: MARTIN SCORSESE

¿Qué significa ser neoyorquino? Fran Lebowitz –no confundir con la fotógrafa Annie Leibovitz– nos lo resume en siete episodios de media hora. En una miniserie que más bien parece una charla entre amigos, la escritora estadounidense recorre las calles de Nueva York con otro paisano, Martin Scorsese, para descubrir los insoportables encantos de la ciudad más poblada del país. Entre ellos, el transporte público: "A nadie en el metro le queda espíritu en su cuerpo. Nos lo han sacado a golpes. Un viaje en metro bastaría para que el Dalai Lama se convirtiera en un lunático", dice la tremendamente divertida y deslenguada leyenda local. Fran Lebowitz y Marty Scorsese nos invitan a pasear con ellos por las calles de Manhattan mientras ella se queja y bromea sobre, bueno, prácticamente todo.

La versión femenina de 'Taxi Driver'

No hace falta ser de Nueva York para entender los rodeos de vivir en una ciudad caótica. El asfaltado personaje principal es el escenario de un reencuentro lleno de leves discusiones, observaciones agudísimas y, sobre todo, muchas carcajadas –en especial las de Scorsese, que se desinfla cada treinta segundos–. Hace varias décadas que los dos amigos comparten nocheviejas y fue en 2010 cuando trasladaron esa complicidad a la gran pantalla con el documental 'Public Speaking' (M. Scorsese, 2010). En él, el cineasta logró trazar un perfil exacto de la escritora, conocida por sus observaciones de la vida cotidiana y porque lleva más de 30 años sin terminar un libro, cualidad que ya forma parte de su encanto. Eso sí, los cuatro que ha publicado son best sellers.

Diez años después de aquel documental, el director de 'Taxi Driver' (1976) volvió a adentrarse en la mente de su colega que, al igual que Travis Bickle, ejerció de taxista cuando se mudó por primera vez a Manhattan. Desde entonces, Fran Lebowitz, natural de Morristown, Nueva Jersey, nunca más volvió a salir de la metrópolis. Trabajó como vendedora ambulante, personal de limpieza y llegó a ser contratada por Andy Warhol como columnista en su revista, Interview. El resto es historia. Cientos de artículos en varias publicaciones y cuatro libros después, la leyenda de Nueva York continúa más viva que nunca. Eso mismo fue lo que demostraron Lebowitz y Scorsese en 2021, con el éxito de 'Supongamos que Nueva York es una ciudad' en Netflix.

Sin pelos en la lengua

"Nadie puede permitirse el lujo de vivir en Nueva York. Sin embargo, ocho millones de personas lo hacen. ¿Cómo lo hacemos? ¡No lo sabemos!", pregunta una sarcástica Fran Lebowitz ante las carcajadas del público. Los fragmentos de sus conferencias por Estados Unidos se alternan con un monólogo interior y las conversaciones que tiene con Scorsese en lugares tan míticos como el Players Club o la Biblioteca Pública de Nueva York. Otras celebridades, como Spike Lee o Alec Baldwin, hacen pequeñas apariciones para aportar su granito de arena a esta definición de la ciudad. Y es que Nueva York es una de esas ciudades que muchos aspiran a conocer al menos una vez en la vida, ya que hemos podido explorar sus rincones través del cine, la música y la literatura. Pero si hay alguien que la conoce a fondo es Fran Lebowitz.

De aspecto inconfundible, esta mujer de 73 años ha hecho de su atuendo un uniforme: gafas de carey, melenita a lo príncipe renacentista, traje de chaqueta, pantalón vaquero, botas de cowboy y cigarro en mano. Una personalidad, física e interior, que Scorsese logra desenmascarar equipado con una cámara y un micrófono. La voz de la cascarrabias más carismática de la Gran Manzana es la encargada de repartir sátira, ingenio y crítica por las calles de su ciudad, de la que no se calla absolutamente nada. "Una de las razones por las que la gente de nuestra edad venía a Nueva York si eras gay", dice Lebowitz, "era porque eras gay... Eso creó una especie de concentración de homosexuales cabreados, lo que siempre es bueno para una ciudad".

La ciudad a sus pies

Es imposible no caer rendido ante la belleza melancólica de una metrópolis prepandémica, que acogió el rodaje poco antes de que estallara la emergencia sanitaria. Y es que, además, no hay un solo plano descuidado, sello de Scorsese que acertó en contar con Ellen Kuras ('Eternal Sunshine of the Spotless Mind', 'Bamboozled') para la cinematografía. Esta brilla en una de las escenas clave, donde Lebowitz y Scorsese conquistan a lo King Kong la ciudad en miniatura. Es allí donde la protagonista se corona como narradora inequívoca de su tiempo, que comparte con Leonardo DiCaprio, Michael Bloomberg, taxistas, caminantes distraídos, o el Dalai Lama. Nadie se libra de las críticas y comentarios infamemente ingeniosos de la escritora. "¿Sirve de algo quejarse?", le pregunta Martin Scorsese. "No tengo el poder de cambiar las cosas, pero estoy llena de opiniones", contesta Lebowitz.

La descarada autenticidad de la escritora funciona por la facilidad con la que navega por las bulliciosas calles de Nueva York, la forma en que ocupa cómodamente los espacios que habita y la naturaleza sin censura de sus palabras. Durante siete episodios, Lebowitz se convierte en guía de la ciudad que –por mucho que lo niegue– adora- Las calles son su escenario y su comodidad transforma esta jungla de asfalto en un terreno familiar, aunque no siempre amigable. En un mundo lleno de ruido y confusión, ella brinda una perspectiva reconfortante y clara, atravesando el desorden con sus comentarios incisivos. En parte, gracias al consuelo que encuentra en la amistad de Martin Scorsese, dejándonos una conclusión irrebatible: Quédate con alguien que te mire como Marty la mira a ella.

'Supongamos que Nueva York es una ciudad' está disponible en el catálogo de Netflix.

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