LAS CHICAS Y LA PRIMAVERA

Susana Molina (Murcia, 1990) creció viendo vídeos de Youtube y siempre supo que quería dedicarse a ellas; Lucía Guerrero (Madrid, 1993), sin embargo, confiesa que se subió tarde al carro de las redes sociales y Verónica Ratero (Salamanca, 1995), aunque ya era usuaria, pasó de ser una joven de 26 años como cualquier otra a convertirse en un personaje público con miles de seguidores tras su paso por el programa MasterChef. Tres mujeres, tres perfiles —una creadora de contenido, una actriz y una chef—, tres visiones muy diferentes de cómo se viven (y consumen) las redes sociales hoy en día y una misma conclusión: todas coinciden en que estas se han convertido, pese a sus pros y sus contras, en una herramienta clave y poderosa.

Unidas gracias a la última campaña de Springfield, marca de la que son embajadoras, hablamos con ellas sobre su experiencia personal, cómo han gestionado (y gestionan) emocionalmente el éxito y los ‘haters’ y sobre cómo es ser imagen de una marca de moda.

Experta en realities —primero participó (y ganó) en la edición de 2014 de Gran Hermano y, posterioremente, participó en La Isla de las Tentaciones junto a su por aquel entonces pareja Gonzalo Montoya—, Susana Molina ha demostrado que tiene madera y carne de ‘influencer’. Consumidora de Youtube desde pequeña, la murciana lleva ya casi 9 años surfeando en este sector, una experiencia sin duda gratificante que le ha regalado grandes experiencias que “no se podrían pagar ni con todo el dinero del mundo”, nos cuenta.

“El síndrome de la impostora lo tiene, literalmente, todo el mundo que esté en redes sociales”.

Susana Bicho, ‘influencer.’

Con 1 millón de seguidores cabría esperar que sufriera constantemente la presión de los ‘haters’, pero todo lo contrario, asegura que lo peor de exponerse en redes es, en realidad, la autocrítica. “Soy muy autoexigente y bastante crítica conmigo misma. He crecido viendo como gente que tenía mucho éxito se ha ido quedando atrás y ahora está muy perdida. Tienes todo el rato ese miedo de que te pase a ti”. Quizás, por ello, ha hablado abiertamente en diferentes ocasiones sobre salud mental y, más concretamente, sobre el síndrome de la impostora. “Todo el mundo que estamos en redes sociales lo tenemos (el síndrome de la impostora) porque no es un trabajo para el que te hayas preparado —yo estudié Administración y Dirección de Empresas—, entonces es como que te preguntas todo el rato “¿qué hago aqui?”. Además, como estás completamente expuesta a críticas diciéndote “no haces nada” pues, al final te lo acabas creyendo”, asegura.

Cuando llevas mucho tiempo siendo embajadora de una marca, es guay porque significa que le gusta lo que estás haciendo. Con Springfield es así, además, me siento muy identificada con su estilo.

Susana Bicho.

No obstante, pese a la presión, Susana Molina no es de esas ‘influencers’ que se piensa mucho los posts. Su naturalidad y su estilo cambiante en moda, como ella misma lo define, la han convertido en una de las favoritas de Instagram. “Hay veces que veo mis fotos y digo “no tiene nada que ver la del lunes con la del miércoles”, pero es porque siempre transmito (con mis looks) cómo me siento y cómo me levanto ese día”. Eso sí, lo que nunca perdona en sus estilismos es que estos tengan un toque de tendencia y, por supuesto, de comodidad; algo que encuentra siempre en las colecciones de Springfield y que hacen que se sienta muy identificada con la marca, con la que lleva colaborando varios años ya. “Cuando llevas mucho tiempo siendo embajadora es guay, porque significa que a la marca le gusta lo que estás haciendo. Además, para mí hacer campañas de este tipo es súper fácil, ni siquiera lo considero trabajo porque es algo que haría en mi día a día”, asevera.

“Siempre he ido un pasito por detrás, pero creo que hay que aliarse con las redes porque son una herramienta absolutamente poderosa”.

Lucía Guerrero, actriz.

Para Lucía Guerrero, las redes eran, al principio, algo muy lejano y desconocido. “Recuerdo cuando esta rodando mi pimera serie de prota, que todos ya tenían Instagram e iban subiendo cosas… Y yo lo veía como demasiado lejano. Y no fue hasta que me pidieron el número de seguidores en un casting en Nueva York cuando me dije “mira, me tengo que subir al carro porque me afecta directamente al trabajo”. Y así hizo. Con cada papel y con cada proyecto, la actriz ha visto como su comunidad y sus seguidores van subiendo. “Ahora, en los rodajes sí que voy grabado el proceso, el ‘making’ of de lo que hay detrás del día a día del rodaje. Y noto que esto les encanta, les gusta mogollón”, nos cuenta. Tampoco, como sus compañeras de campaña, se piensa mucho los post pero sí que intenta que haya una armonía en sus publicaciones y, también, mantiene en parte su privacidad. Por desgracia, sí que se ha encontrado con algún que otro ‘hater’. “Cada vez me importa menos, pero sí que los tengo. Te comentan cosas como “no me ha gustado cómo haces de mala” hasta, incluso, me critican el guión de la serie o película, sin tener yo nada que ver en ese proceso”. Pese a esto, confiesa, son más las cosas buenas que malas. “Estar en redes sociales te pone en contacto con muchísima gente de todas partes del mundo, puedes seguir a perfiles y ver publicaciones que te inspiran a la hora de trabajar. Te permite estar conectado con tus amigos, encontrar planes o hobbies… Y, aunque haya haters, también hay gente que te dice cosas bonitas, que te dice qué le gusta de tu trabajo y eso hace ilusión”.

“Creo que es una marca que no es pretenciosa, que es sencilla en el buen sentido de la palabra”.

Lucía Guerrero, actriz.

Para Guerrero era su primera vez trabajando con Springfield, una experiencia que, sin duda, está disfrutando al máximo. “Trabajaron con una compañera de trabajo, con Begoña Vargas, hicieron una cosa que me gustó muchísimo y, a raíz de eso, me surgió la oportunidad. Me gusta porque es sencillez, no es una marca pretenciosa, y lo que hemos hecho hasta ahora ha sido increíble”.

“Lidiar con tener esa exposición y ser ‘trending topic’ en Twitter cada programa, fue duro”.

Verónica Ratero, chef y creadora de contenido.

A diferencia de Susana, Verónica Ratero se convirtió en ‘influencer’ de cocina de la noche a la mañana tras su paso por la décima edición de MasterChef y, aunque ahora mismo se siente muy afortunada por haber encontrado en redes un trabajo que le apasiona y que nunca pensó que tendría, también confiesa que no todo es tan idílico como parece... Sobre todo, al principio. “Lidiar con tener esa exposición y ser ‘trending topic’ en Twitter cada programa, la verdad es que fue duro. Por suerte, dura solo 4 meses y, después, todo lo “malo” se olvida y se queda solo lo bueno y la gente a la que le interesa tu contenido”. ¿El único contra? Para Ratero, se trata de una profesión muy solitaria. “Yo tardo en producir una receta 12 o 14 hora de principio a fin, no es voy a una esquina y me hago un foto…Quizás otros perfiles no lo sientan así, pero al final yo estoy en mi casa produciendo recetas y es muy solitario. Entre eso, que no puedes compartir tus frutrasciones con tu entorno porque no son del sector y no lo entienden tanto, que eres autónoma y trabajas sola, hay días que digo “necesito volver a una oficina y ver a gente”, nos cuenta. No obstante, solo puede decir cosas buenas de las redes sociales, pues hoy son las responsables de brindarle un sinfín de nuevas oportunidades. “Hay mucha visibilidad de todo tipo, tanto para hacer colaboraciones dentro de la plataforma como para darme a conocer como chef fuera de la pantalla. Muchos eventos de catering me están saliendo a través de mi perfil. También proyectos que nunca pensabas que podían caer sobre la mesa pero, de repente, llegan. Y es que lo bueno de las redes es que te puede ver cualquiera”.

Además de recetas, sus seguidoras le han pedido en más de una ocasión que comparta sus looks. “Me dicen que les encanta mi estilo y que les gustaría que publicara más, pero pienso “¡Si yo no tengo ropa!”. En realidad, tengo 3 cosas y si publicara 5 fotos ya lo habrían visto todo”, se ríe. Se define fan de los looks cómodos y muy naturales, razón por la que Springfield se ha fijado también en ella para formar parte de su última campaña. “Me hace mucha ilusión, sobre todo por el mensaje que lanza la campaña, por el mood de naturalidad que le han querido dar a todo. Siempre nos han dejado ser nosotras mismas desde el principio, la gente es lo que demanda, estamos cansados de ver gente perfecta y que no existe. Que Springfield haya apostado por 3 chica que ni siquiera somos modelos, ya dice mucho de lo que quieren transmitir”.

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