Ha sido el artista Mario Vaquerizo quien ha concedido una entrevista al medio digital 'The Objective', en la que se ha lamentado por el hecho de que no le inviten al programa 'La revuelta'. Vaquerizo ha resumido en una frase su propuesta: "Yo les llamé y les dije: quiero ir al programa como invitado. Pero me dijeron que no, que no les interesaba". Nada más. Sin duda, todo un 'zasca' de manual gestionado de manera poco hábil por el artista madrileño. Me explico.
Primero: creo que hace tiempo que hemos entrado en una etapa mediática en la que da la impresión que tras acudir a un 'late night' muy probablemente te abra puertas a posibles propuestas profesionales en el futuro. Puede ser. Pero sobre todo puede no ser, porque tras el programa la vida continuará.
Segundo: para cualquier persona con un mínimo de ego, como el que tiene Mario, usted, o un servidor, una respuesta del tipo "no nos interesas" implica un lapo en tu camisa bastante inesperado, aunque sin duda totalmente lícito. Otra cosa son las expectativas: llamar al programa si no te han llamado me parece arriesgado, pero hasta cierto punto entra dentro de lo correcto.
Veamos: es posible que ninguna persona de producción haya propuesto tu nombre para que acudas como invitado, pero si no lo han hecho... ojo. Ante estas posibles dudas, conviene acogerse al 'Manual de la buena gestión comunicativa' (Sergi Mas, 2040) que lanzaré de aquí a unos años. En estas cosas, un servidor siempre es partidario de un encuentro personal; es decir, tomar un café de unos quince minutos (no más, por favor) con alguien de confianza y que tenga peso en el programa o que tenga fácil acceso a algún responsable del mismo y proponer la petición o la propuesta con humildad. Si no tienes mucha confianza, hacerlo por teléfono me parece muy arriesgado.
Y además: que a uno le declinen una autoinvitación a un programa me parece una respuesta que está dentro de la normalidad, porque según el último censo del año 2024 en España tiene cerca de 49 millones de habitantes y el programa tiene entre 4 y 8 invitados a la semana. Por tanto y por proporción, resulta de lo más normal.
Existe una norma universal para gestionar casos idénticos: encajar la negativa y no dar visibilidad de la respuesta negativa recibida. Conviene pedir disculpas, bajar la cabeza y ofrecerse en secreto por si algún día falla un invitado.
2025-04-15T08:27:20Z