BEGOñA ORO Y ALEJANDRO VILLéN CONVIERTEN AL UNICORNIO SIBERIANO TROTI EN SU PRIMER CóMIC

La zaragozana Begoña Oro es una de las principales autoras aragonesas de literatura infantil y juvenil. Ha cosechado diversos premios. Alterna su condición de lectora y de promotora del género con sus propios libros: ha creado personajes simpáticos, series, numerosas aventuras, cargadas siempre de humor, divertimento y quizá un argumentario irónico y gamberro que domina a su antojo.

Estos días aparece en SM un nuevo libro suyo basado en un personaje al que le ha dedicado varios cuentos: ‘Troti. En busca del sol. Mi primer cómic’, que ilustra Alejandro Villén. Es un trabajo muy pensado, sencillo y ameno, todo un viaje en el tiempo a la Prehistoria. Si al lector se le ocurre ir a las páginas finales, en busca de información y algunas claves sobre este animalillo inquieto y sentimental, descubre varias cosas (no vaya a pensar que el protagonista sea en jabalí): “Troti es un animal prehistórico. Existió hace miles de años y, durante un tiempo, convivió con personas muy parecidas a ti. Ahora, cuenta cuántos cuernos tiene Troti. Uno, ¿verdad? Eso quiere decir que Troti es… un unicornio”. Se da alguna información más -por si nos e entendiese en el texto un guiño y una comparación -: “¡Los unicornios existieron! Y Troti es uno de ellos: un unicornio siberiano, aunque también se les puede llamar ‘elasmoterio’”.

Se agrega que Troti es un unicornio muy peludo y que algunos animales peludos vivieron en su época lejana: el rinoceronte lanudo y el mamut. Estas notas finales recuerdan algunos inventos de la Prehistoria como el fuego, el uso de lanzas, hachas, arcos y flechas, y la pinturas rupestres, que convivían con las historias narradas al calor del fuego y eran “historias con dibujos”.

Hecho este apunte sencillo para los más chicos, ¿qué le pasa a Troti? Muchas cosas, pero ante todo “le obsesiona el sol. Le gustan su luz, su calor”; en cambio le disgusta, cuando cae la noche, que se vaya. Y el cuento, con muchas incidencias, será una pequeña odisea por campos y montañas al trote en busca del astro que brilla. Eso sí, el cazador Carpanzote, con su arco y sus flechas, persigue a Troti porque “no puede dejar escapar ese sabroso bocado”. O sea, que este cómic también es el cuento en viñetas de una persecución y de muchas revelaciones: la noche, la luna y sus misterios, la tormenta y sus rayos, la lluvia, el arcoíris (ese puente de colores). Y también, como puede imaginarse el lector, incluso el lector más chico, el cómic habla de sentimientos, de amistad, de fascinación e incluso de melancolía: Troti “echa de menos su luz, su calor (…) No quería comerte ni nada. Sal sol”.

Begoña Oro usa su ingenio, sus bromas, glosa canciones, emplea algunas rimas, y se usan letras mayúsculas que tanto atraen a los primeros lectores. Y Alejandro Villén, con un amplio bagaje de libros ilustrados a sus espaldas, hace unas viñetas muy dinámicas, de trazo, llenas de colorido y a veces de ambientaciones oníricas que funcionan muy bien. ‘Troti. En busca del sol’, por tanto, es un libro sencillo, juguetón y hasta familiar. Al fin y al cabo, el héroe podría encontrar consuelo en casa con los suyos tras tanto y tanto vagabundear.

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