IRENE TAYLOR, LA DIRECTORA DETRáS DE "I AM CELINE", EL DOCUMENTAL QUE EXPONE A LA CANTANTE: "ELLA SEGUIRá ADELANTE"

En el universo del streaming, Prime Video nos trae una joya documental que promete sacudir a fanáticos y curiosos por igual. I Am: Celine, estrenado el pasado 25 de junio, se sumerge en la vida de la diva canadiense con una crudeza y honestidad pocas veces vista en el mundo del espectáculo. Dirigido por la talentosa Irene Taylor, este filme de 102 minutos logra lo que muchos intentan y pocos consiguen: humanizar a una superestrella. Lejos de los brillos y el glamour de Las Vegas, nos encontramos con una Celine vulnerable que lucha contra un enemigo invisible y despiadado: el síndrome de persona rígida.

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El documental arranca un año antes de que Dion hiciera pública su condición, ofreciéndonos un vistazo privilegiado a ese período de incertidumbre y aceptación. Taylor, con maestría, equilibra el pasado glorioso de la cantante con su presente desafiante, y teje una narrativa que oscila entre la nostalgia y la cruda realidad. Acostumbrados a verla dominando escenarios con su voz portentosa, ahora la observamos en su faceta más humana, enfrentando una enfermedad que afecta a uno en un millón. Las escenas donde se muestra su lucha diaria son desgarradoras. Por momentos, uno olvida que está viendo a una de las voces más famosas del planeta.

Según Irene Taylor, "Muestro a Celine como una Diva global porque tuve 600 horas de material de archivo de ella en casa con su familia cuando era joven, grabaciones de conciertos raras y no raras, ya sabes, así que fue fácil mostrarla como una diva global porque, de hecho, es innegablemente una diva global".

Taylor logró extraer el oro de la mina: nos presenta a la Celine detrás del mito. Vemos sus rutinas, sus miedos y sus alegrías cotidianas. El documental hace un recorrido por su infancia, su ascenso meteórico y los golpes que la vida le ha propinado, incluyendo la pérdida de su amado esposo, René Angélil. Pero no todo es dolor. I Am: Celine Dion también nos regala momentos de luz. La resiliencia de la artista brilla en cada fotograma. Su sentido del humor, sorprendentemente ácido, y su capacidad para reírse de sí misma, aportan un contrapunto necesario a la gravedad de su situación.

"Pero no es así como actúa, actúa de manera un poco tonta y extravagante, y también se sintió cómoda después de que filmamos juntos los primeros dos o tres días. Se sintió bastante cómoda estando en silencio alrededor de mí. Una de mis memorias favoritas filmando con ella fue cuando estaba escuchando a la cantante de ópera Maria Callas en su celular en su patio trasero. Sí, y fue tan hermoso porque en ese momento sentí que ella confiaba en mí y en mi camarógrafo. Porque no tuvo que decir como '¿estás bien? ¿Necesito hablar contigo?' o algo así, y no se sorprendió de que no la estuviera entrevistando. Podía ver que estaba de muy melancólica ese día", dijo a esta publicación desde su casa de Los Angeles. 

Así mismo, Irene Taylor destaca: "Nos está mostrando con dignidad, apertura y vulnerabilidad, que aún puede encontrar esperanza, felicidad y compromiso con su carrera y su pasión, que es cantar, incluso con esta enfermedad. Y creo que eso es realmente muy valiente y también inteligente, porque cuanto más pueda ayudar a crear conciencia sobre su enfermedad, más podrá ayudar a recaudar fondos, ya que ha iniciado una fundación. Cuanto más pueda ayudarla, más podrán entenderla mejor. Así que también es muy inteligente. Ella es una persona muy inteligente".

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El filme no cae en la trampa del sensacionalismo. Taylor maneja el material con una delicadeza admirable, respetando la dignidad de su protagonista sin escatimar en honestidad. Las imágenes de archivo se entrelazan con la actualidad, creando un tapiz emocional que resonará tanto con los fanáticos acérrimos como con aquellos que solo conocen sus éxitos radiales. Sin embargo, no todo es perfecto. Hay momentos en los que el documental se desvía, mostrando aspectos de la vida de Celine que pueden resultar ajenos al espectador promedio. Estos pasajes, aunque breves, amenazan con romper la intimidad construida a lo largo del filme.

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El documental es también una carta de amor y disculpa a sus fans. La artista, consciente de su ausencia de los escenarios, utiliza este medio para conectarse con aquellos que la han apoyado incondicionalmente. Es un gesto de gratitud y, a la vez, una muestra de su vulnerabilidad. Lo que queda claro es que Celine es mucho más que su voz. Es una mujer de carne y hueso, con miedos, alegrías, y una fuerza interior admirable. El documental transmite esta esencia y nos deja una imagen más completa y humana de la estrella.

Irene Taylor comenta al respecto: "Creo que las personas que tienen desafíos de salud serios pueden sentirse o tal vez sentirse muy validadas por su apertura y su experiencia. Sabes, ver sufrir a alguien no es fácil. Especialmente para los fans, estoy seguro de que es muy difícil y no quiero hacer que la gente se sienta mal, pero creo que al ver este sufrimiento realmente nos hace personas más compasivas, sabes, incluso el corazón más endurecido. Creo que si conocieran a Céline y experimentaran lo que yo experimenté al verla durante ese año de su vida, incluso el corazón más endurecido tiene que ablandarse. Sabes, ella es tan vulnerable y es tan sincera. Es muy sincera. Realmente quiere lo mejor para sí misma y para sus hijos. Y creo que por eso se sintió motivada a cooperar conmigo en este film porque sabe que cuanta más ayuda pueda obtener de los médicos y de sus fans y obtener ese apoyo moral, realmente se estará ayudando a sí misma a sobrevivir mejor, tener un mejor pronóstico y tal vez, ya sabes, seguir cantando. Creo que seguirá cantando. Creo que tiene mucha pasión en ella y creo que seguirá adelante. Puede que se vea y suene diferente, pero ella seguirá adelante".

El documental sacude al espectador en muchos momentos. La crudeza de una convulsión de la diva canadiense en vivo, marca el tono más desgarrador y desesperante en este viaje íntimo. Pero lejos de caer en el morbo, balancea hábilmente los momentos difíciles con reflexiones nostálgicas y escenas familiares. Lo más impactante no es solo ver a Celine en su fragilidad física, sino su valentía al mostrarse vulnerable.

I Am: Celine Dion es un testimonio poderoso de la resiliencia humana. Nos recuerda que detrás de cada estrella hay una persona luchando sus propias batallas. La cantante, con su característica generosidad, nos abre las puertas de su vida en un gesto de valentía poco común en el mundo del espectáculo. Es la historia de una mujer que enfrenta la adversidad con gracia, humor y una fuerza inquebrantable.

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