BLACK TANGO: VIRTUOSISMO, LUJO Y CALIDAD EN UN ESPECTáCULO QUE DEJA CON GANAS DE MáS

Es un sábado a la tardecita y vamos a ver un espectáculo en una zona poco común: Balvanera. Más precisamente la avenida Belgrano, en una esquina señorial en la que, descubrimos, funciona un coqueto local de venta de zapatos para tango, y donde una puerta vidriada y la escalera que tiene detrás se convierten en el pasaje a un mundo inesperado. El de Black Tango, Noche sin tiempo, un espectáculo que aprovecha cada rincón del salón para hacernos soñar con épocas pasada y también meternos en las pequeñas historias que va presentando. 

Entre los espectadores conviven extranjeros y locales, que saldrán fascinados por una propuesta que hasta, de tan buena, resulta corta. La puesta en escena es maravillosa y arranca cuando la recepcionista comprueba los nombres de la reserva y entrega una carta española para cada persona invitándolo a tomar una copa de vino. También están los que contrataron la cena, (a cargo del chef Martin Ewart): a ellos les da una ficha de ruleta a modo de contraseña. Es que aquí están pensados todos los detalles (también hay menú a la carta para los que se tienten pese al horario). Incluso las mozas, para no interrumpir el show, pasan entre las mesas y la pared, pues del otro lado todos los ojos están pendientes de lo que ocurre en el escenario, en un balcón donde se instala el bandoneonista Nicolás Velázquez, en las escaleras y hasta en las ventanas de una especie de conventillo, en altura. Todo espacio vale para mostrar la destreza de los bailarines.

Las cabezas de la compañía, Rocío García Liendo, Juan Pablo Bulich y Nicolás Chávez armaron una propuesta que va rindiendo tributo a los antros clásicos del 2 x 4 como Chantecler y Marabú a través de las piruetas de las parejas de baile, piruetas que dejan sin aliento mientras se entremezclan con los espectadores. A los dos mencionados en primer término se suman Romina Caffaratti y Nahuel Guerrero, Jimena Calarco y Quique López, Mirisol y Facundo Karazey. El hilo conductor queda en manos la maga ilusionista Dolly Kent, la cantante Vanina Tagini, y el bailarín y acróbata Eduardo Virasoro. Este año incorporaron, además, a una figura invitada: Gisela Bernal, quien suma otro importante condimento estético desde la danza clásica y la combinación con acrobacia que suma algo diferente y muy atractivo a la propuesta. 

Todo funciona a la perfección, todo asombra, todo es moderno y osado, pero con un matiz general de calidad y lujo desde los cuerpos de estos maravillosos intérpretes. Y parte de esa cualidad estética también se apoya en dos elementos muy importantes para lograr el espectacular resultado final: el vestuario de Leandro Sánchez y María Ontiveros así como el diseño de iluminación de Emiliano López. Así el desarrollo de esta propuesta es atractivo, todo está bien realizado y pensado, funcionando con el timming perfecto. Por eso, como decíamos al principio, el espectador se queda con ganas de más, de seguir aplaudiendo a un seleccionado de eximios bailarines y cómo fueron parte de esta maravillosa idea. 

Black Tango está los sábados a las 19 en Complejo Belgrano (Av. Belgrano 2608, CABA). Encontrá acá más info sobre las entradas.

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