EL MISTERIO DEL JUBILADO QUE SALIó A CAZAR: UN TIRO EN LA NOCHE Y LAS SOSPECHAS SOBRE LA POLICíA

El caso parece una sinopsis de una serie de Netflix. Un hombre de 74 años que sale de caza con su hijo y un grupo de amigos, se pierde en medio de un monte de la localidad de Alcaraz, en la provincia de Entre Ríos, habla con un enigmático estanciero que lo interroga con una linterna y desaparece misteriosamente.   

Enrique Héctor Fabiani llevaba una escopeta, una gorra camuflada, botas de goma y una riñonera. Nadie sabe qué le pasó. Si se perdió, se accidentó, lo mataron o lo secuestraron. Este lunes 5 de agosto se cumplirán dos meses de su desaparición y su familiares están desesperados. 

Sospechan de todos. Piden que aparten de la investigación a la Policía entrerriana y denuncian que nadie lo busca. “Mi papá está vivo o muerto por ahí, pero puede ser que alguien lo esté privando de su libertad”, cuenta su hija Melisa en un mensaje reciente que publicó en sus redes sociales.

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“Estoy en Alcaraz con mi familia y no hay nadie buscándolo”, asegura la mujer con un cartel en sus manos que dice “desaparición forzada en democracia”. 

Para la familia del jubilado hubo serias irregularidades desde el primer día. Exigen “la intervención de Gendarmería” y que “salga por completo” de la investigación “la Policía de Entre Ríos”, un pedido que el fiscal Mauro Quirolo desestimó en las últimas horas. 

Entre otras cosas, plantean que fue adulterado el libro de guardia de la Brigada de Abigeato –la primera división que intervino en el caso– y que no preservaron el lugar donde Fabiani fue visto con vida por última vez. 

Las sospechas que tienen contra la Policía son más. Destacan la intervención de un vidente que supuestamente guió a los investigadores en el hallazgo de un cartucho del arma de la víctima, pero después un testigo le habría dicho al fiscal que el brujo estaba enojado porque lo llevaron a otro campo y no al que él había marcado.

Además, señalan que hubo contradicciones en las declaraciones de los funcionarios policiales. “Tenemos más de cincuenta testimonios de que los rastrillajes no fueron organizados. Es más, mandaban a los bomberos hacia otro lugar y salían en bloques”, dice la hija de Fabiani.  

“El inspector a cargo me dijo en la cara, cuando yo le manifesté mis dudas hacia Abigeato, me dice, ‘señora, nos está faltando el respeto. Nos está pidiendo que nos investiguemos a nosotros mismos’”. 

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Sospechoso. Los familiares no solo apuntan contra la Policía sino también contra el dueño de un campo cercano: Jorge Lodi, un estanciero que reconoció haber visto al jubilado en la noche del 5 de junio pasado y cuenta que mantuvo una breve charla cuando lo descubrió cazando en el interior de su estancia La Criolla. “¿Usted no sabe que éste es un campo privado? Hágame el favor y márchese de acá porque lo voy a cagar a tiros”, le habría dicho según declaró ante el fiscal que investigan el caso. 

Lodi también dijo que no poseía armas, pero cuando la Policía allanó su domicilio encontró tres: una escopeta calibre 16, un revólver 22 y un rifle 22. Lo curioso es que ninguna de ellas estaba registrada. 

Pese a las dudas que sembró su declaración, los pesquisas no hallaron elementos suficientes como para pedir su arresto. “No hay nadie detenido hasta el momento. Sin embargo, hay cuatro testigos que dicen haber escuchado a las 21.30  un disparo proveniente del campo del señor Julio Lodi”, asegura la hija del jubilado.  

Esta semana los abogados que asisten a la familia de Fabiani, Rubén Pagliotto y Eduardo Vugner, pidieron una serie de medidas urgentes para reactivar la investigación que para ellos está “atravesada por dudas, incertezas, declaraciones contradictorias y plagadas de inconsistencias”. 

Una de ellas es que el caso sea caratulado como “desaparición forzada de persona” y otra el apartamiento de la fuerza de seguridad que actúa como auxiliar de la investigación penal. “Solicitamos que se releve de seguir actuando como auxiliares de la investigación penal preparatoria (IPP) a funcionarios de la Policía de Entre Ríos y, en su lugar a la Gendarmería”, dice el escrito. 

Sobre la calificación legal argumentaron que “no existe posibilidad ninguna de que un cuerpo desaparezca de la faz de la tierra, si no cuenta con la colaboración o autoría directa de quienes reúnan tres requisitos sine qua non: poder que garantice impunidad; logística operativa y conocimientos especiales para actuar con eficacia (saber hacer). Sin estos atributos, una desaparición con estas características de persona inhallable, es imposible”. 

Sin embargo, ambos pedidos fueron rechazados por la fiscalía que interviene en la causa. A su vez, reclamaron recursos humanos y tecnológicos y la implementación de protocolos de búsqueda de personas desaparecidas, instando la colaboración y el trabajo conjunto con organismos especiales y especializados del Ministerio de Seguridad de la Nación”. También solicitaron que se realicen “rastrillajes en bañados, lagunas y arroyos de la zona, utilizando buzos tácticos y detectores de metales”. 

En su mensaje, la hija del jubilado pidió varias veces por la intervención de Gendarmería y dejó en claro que no está dispuesta a bajar los brazos: “Mi papá está vivo o muerto por ahí, pero puede ser que alguien lo esté privando de su libertad. ¿Por qué tendría que dar a mi papá por muerto y darme por vencida en esta búsqueda? Por favor, que Gendarmería Nacional nos ayude”, reclamó a dos meses de su desaparición.

 

El escrito que advierte sobre las deficiencias en la investigación

La querella planteó una serie de irregularidades en la investigación en el escrito que enviaron a la fiscalía de Mauro Quirolo. A saber: 

* No habrían colocado yeso líquido a una pisada ni preservaron el lugar donde se halló esa impronta que era de la misma bota que llevaba Enrique Fabiani. No levantaron un papel higiénico con materia fecal.

* El cartucho encontrado por un vidente que llevó la Policía puede haber sido plantado porque el brujo tenía prohibido entrar al campo por petición de la Policía. Sin embargo, entró igual y allí habría encontrado el cartucho. 

* Más de cincuenta testimonios cuestionaron los rastrillajes efectuados por los efectivos y cadetes de la escuela porque supuestamente no peinaron la zona de modo correcto y ordenado, ante lo cual se salía en pequeños bloques por diferentes lugares. 

* Hay información incompleta, genérica y difusa en el libro de guardia de la brigada Abigeato, el día que reciben el llamado de Julio Lodi, no dando cuenta que llegaron a su domicilio por su llamado.

* No preservaron el lugar donde fue visto por última vez Enrique Fabiani, en las primeras horas desde que se concretó la denuncia por su desaparición.

* Hay contradicciones entre los cuatro funcionarios de Abigeato que llegaron hasta el campo de Lodi y un compañero que se quedó en el destacamento como personal de guardia.

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