LOS CUATRO CUERPOS: ARMONíA Y PROPóSITO A TRAVéS DEL MOVIMIENTO, POR LA LIC. LUCIA LOPEZ

El Cuerpo Físico: Bioquímica en Movimiento

El cuerpo físico es el punto de partida. A través del movimiento, no solo cuidamos nuestra salud, sino que también influimos en la bioquímica, la interacción de hormonas y neurotransmisores que afectan nuestras emociones y pensamientos. El ejercicio libera endorfinas, conocidas como las “hormonas de la felicidad”, dopamina, que aumenta la motivación, y serotonina, que regula el estado de ánimo. Esta cascada de hormonas mejora nuestra disposición mental y emocional, preparándonos para abordar la vida con mayor claridad.

 El Cuerpo Mental: Claridad y Enfoque

El cuerpo mental se refiere a nuestros pensamientos, creencias y patrones mentales. Si bien nuestra mente procesa y filtra la realidad, también está sujeta a cambios bioquímicos. El estrés, por ejemplo, libera cortisol, que enturbia nuestro pensamiento y bloquea la creatividad. Sin embargo, al practicar ejercicio, aumentamos la liberación de dopamina y norepinefrina, lo que mejora la concentración, reduce la fatiga mental y nos permite tomar decisiones más alineadas con nuestros objetivos personales.

 El Cuerpo Emocional: Regulación y Equilibrio

Las emociones, alojadas en el cuerpo emocional, también están ligadas a nuestra bioquímica. El cortisol, la hormona del estrés, aumenta con la ansiedad, pero el movimiento físico tiene el poder de reducirlo, mejorando la estabilidad emocional. Actividades como el yoga, la danza o la meditación permiten liberar oxitocina, la "hormona del amor", que potencia nuestras relaciones y genera mayor bienestar emocional. De este modo, el ejercicio no solo canaliza emociones reprimidas, sino que también nos ayuda a sentirnos más conectados con nosotros mismos y los demás.

El Cuerpo Espiritual: Propósito y Trascendencia

El cuerpo espiritual es la dimensión que nos conecta con un propósito superior. Cuando equilibramos nuestros otros cuerpos, es más fácil sentirnos alineados espiritualmente. El ejercicio, al activar nuestra bioquímica, puede llevarnos a estados de "flujo", momentos donde nos sentimos uno con lo que hacemos. Por ejemplo, la sensación de euforia tras una carrera, conocida como “runner’s high”, es un claro ejemplo de cómo el movimiento físico puede despertar sensaciones de trascendencia y conexión.

La Bioquímica y el Propósito

La clave para influir en nuestros cuatro cuerpos radica en entender cómo el movimiento físico puede modificar nuestra bioquímica. No se trata solo de hacer ejercicio para mejorar la apariencia física, sino de usar el movimiento como una herramienta para generar estados mentales y emocionales positivos, que nos impulsen a vivir con mayor propósito.

- Endorfinas: Se liberan durante el ejercicio, generando una sensación de bienestar general.

- Dopamina: Se libera al lograr metas físicas, reforzando la motivación y el optimismo.

- Serotonina: El ejercicio, especialmente al aire libre, aumenta sus niveles, mejorando nuestro estado de ánimo.

- Cortisol: El ejercicio moderado reduce esta hormona del estrés, lo que mejora nuestra capacidad de manejar las emociones.

Conclusión:

Al cuidar y equilibrar los cuerpos físico, mental, emocional y espiritual, no solo mejoramos nuestra calidad de vida, sino que también nos acercamos a una existencia más plena y con propósito. La bioquímica es el puente entre estos cuerpos, y podemos modificarla conscientemente a través del movimiento físico, creando una vida más armónica y significativa.

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