"NOS DIJO QUE SI NOS ESCUCHABA HABLAR DEL TEMA SE ENCARGARíA DE CALLARNOS A TROMPADAS"

Un soldado, víctima del episodio ocurrido en el Regimiento de Paracaidistas de Córdoba, describió todo lo sucedido a PERFIL CÓRDOBA en la ceremonia donde se utilizó cal viva y que trascendió en los medios. Acusó al mayor Eduardo Paván de amenazarlos con castigos posteriores "si nos escuchaba hablar del tema", y hasta que los "iba a cagar a trompadas".

La ceremonia de bautismo al término de un curso en el Regimiento de Paracaidistas de Córdoba que terminó con 35 soldados intoxicados porque les tiraron cal viva en lugar de harina, es grave por tres motivos. La práctica está prohibida, la utilización de cal provocó lesiones a todos los voluntarios y, además, las autoridades castrenses intentaron encubrir el hecho amenazando a quienes fueron víctimas para mantener silencio sobre el episodio.

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Mañana serán indagados por el juez federal Miguel Hugo Vaca Narvaja tres militares que habrían participado de la ceremonia y el posterior intento de ocultamiento. El fiscal federal Carlos Casas Nóblega los individualizó e imputó por presunto abuso de autoridad militar y lesiones leves. Son el teniente coronel Exequiel Poma, el mayor Eduardo Paván y el cabo primero Mario Ortega.

A Paván también pidió investigar por presunta falsedad ideológica y coacción, por la habitual y perniciosa práctica de ciertos organismos públicos de tapar los hechos irregulares y delictivos.

Uno de los 35 soldados fue entrevistado por PERFIL CÓRDOBA. Pidió preservar su identidad para protegerse y proteger a sus compañeros de eventuales represalias.

Él había ingresado a la fuerza el año pasado. Durante un mes -entre abril y mayo- hizo el curso de paracaidista. Realizó cuatro saltos. Al finalizar el primero también hubo una ceremonia de bautismo, que consistió en arrojarles harina en el rostro y sidra en la cabeza. El episodio no tuvo consecuencias gravosas y no trascendió a pesar de estar prohibida por el Ministerio de Defensa después de la muerte del soldado Matías Chirino en Corrientes.

El viernes 17 de mayo, al concluir el último salto, se repitió la práctica. Hoy, esa situación es investigada por la Justicia Federal porque en vez de harina los soldados recibieron cal viva. Las víctimas hicieron una presentación judicial, asistidas por el abogado Jerónimo Argañaraz. 

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Uno de los damnificados accedió a hablar con este medio. Relató cómo sucedieron los hechos, quiénes participaron y cómo se intentó ocultar el tema.

-María Ester Romero: ¿Quién organiza y convoca estos bautismos?

Soldado: Yo creo que viene del director o del jefe del curso. Siempre lo hacían. Nosotros no sabíamos del tema hasta que hicimos el primer salto. Nunca nos dijeron que estaban prohibidos. Nos enteramos después.

MER: ¿Qué te pasó el 17 de mayo cuando se hace la ceremonia que es investigada ahora por la Justicia Federal?

S: El festejo comenzó a las 10,30 y terminó a las 11. Cuando nos tiraron supuestamente harina yo sentí quemazón en la piel, la garganta, la nariz, el estómago, dolor en los ojos. Otros vomitaron. A mí se me hicieron ampollas en toda la boca y la lengua.

MER: ¿Quiénes la arrojaron?

S: Nuestros propios instructores.

MER: ¿Paván, Ortega y Poma?

S: Paván y Poma son jefe y segundo jefe del regimiento. Estaban presentes. Participaron del bautismo. Ortega era jefe de patrulla, con otros cabos como él. Nos hicieron formar fila, uno al lado del otro. Nos dijeron que nos iban a tirar harina y nos tiraron cal viva. Yo estaba en el tercer grupo. Cuando la arrojaron al segundo grupo, por el viento nos dimos cuenta de que era un polvo más espeso, arenoso. Hasta que llegaron a nosotros. Todos recibimos cal. Los que nos tiraban se dieron cuenta de las reacciones que íbamos teniendo. Nos llevaron a la sección Sanidad del regimiento y nos hicieron lavar la cara. Fue peor porque la cal reacciona con el agua.

MER: ¿En ese momento, Paván, Poma y Ortega, se habían dado cuenta de que era cal?

S: En el lugar del bautismo el que se dio cuenta fue Ortega. La probó y se dio cuenta de que no era harina.

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MER: ¿Aun sabiendo que era cal los hicieron lavar la cara?

S: No sé si no sabían cómo se maneja el tema. Fue peor. En Sanidad atendieron los casos más graves, aunque no tenían muchos elementos para asistirnos. De ahí prepararon un camión y nos llevaron al Hospital Militar. Estuvimos una hora hasta que nos atendió el médico en el hospital. No dábamos más.

MER: ¿Por qué tienes miedo?

S: Mis compañeros adentro sufrieron amenazas. Yo no quiero dar mi nombre ni mostrar mi cara porque la mayoría me conoce. 

MER: ¿Les prohibieron hablar del tema?

S: El lunes siguiente (20 de mayo) el mayor Paván, cuando hicimos la formación, nos advirtió que no se debía hablar del tema afuera y menos adentro. Nos amenazó. Nos dijo que, si nos escuchaba mencionarlo, se encargaría de callarnos a trompadas. Nadie más quiso hablar. Cuando intentamos llamar a la ART para recibir asistencia médica, el mayor Paván se enteró, nos hizo formar a los 35 y nos dijo con tono intimidante que no debía salir absolutamente nada. Quería que les avisemos antes de pedir asistencia médica afuera.

MER: ¿Se abrió una investigación en el Ejército?

S: El sábado 18 mandaron por el grupo de WhatsApp del curso un mensaje para decir que todas las víctimas tenían que presentarse a declarar. Paván y otra persona más tomaron las declaraciones. 

MER: ¿O sea que el que les tomó declaración en el sumario es la misma persona que estuvo en el momento en que les tiraron cal viva?

S: Claro. La declaración comenzó a las 7 de la mañana y terminó a las 21, el sábado. Cuando llegó mi turno conté lo sucedido. Cuando me dieron una copia, la leo y veo que había muchas cosas que no puso. Por ejemplo, nombré al mayor Poma y eso no figuraba. Parecía que no querían hacer quedar mal al regimiento. 

MER: ¿Tenés esperanza de que se haga justicia?

S: Ojalá que sí, que no quede en la nada. Hace dos semanas me di de baja. A los que fuimos víctimas nos comenzaron a poner de servicio, de guardia.

MER: ¿O sea que a las víctimas en vez de contenerlas les aplicaron medidas disciplinarias?

S: Sí. Hay algunos que recibieron mensajes con amenazas. No saben de quién son.

MER: El médico que los atendió en el Hospital Militar, ¿los revisó en profundidad?

S: La última vez que fuimos para un control, el 24 de mayo, nos reunió y nos dijo que todos estábamos bien, sin revisarnos.

MER: ¿Vos creés que Poma, Ortega y Paván son los únicos responsables?

S: Tengo entendido que hay otros instructores y una subteniente, que fue la que mandó la supuesta harina. Son cuatro o cinco personas más que, creo, fueron suspendidos.

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