SANDRA PETTOVELLO: UNA BOMBA DE TIEMPO PARA EL GOBIERNO

Sandra Pettovello llora. Lo hace cuando está contenta, pero, sobre todo, cuando se siente desbordada.

El día en que conoció el que sería su despacho, en la antigua Casa Patria Grande, sobre la Avenida 9 de Julio, rompió en llanto. La situación fue dantesca y varios de sus colaboradores tuvieron que intervenir para calmarla: fue recién en ese momento, entrando a la que sería su oficina días antes de la asunción presidencial, cuando terminó de comprender la enorme responsabilidad que tendría. Un megaministerio caía sobre sus hombros, que hasta entonces no habían tenido mayor desafío que conducir sesiones de terapia de familia, producir programas periodísticos o hacer sesiones de reiki. “Le dije que sí a Javier porque no pensé que podía llegar tan lejos. Lo que no sabía era que en el ministerio de Capital Humano entraban cuatro ministerios”, contó la propia Pettovello en una entrevista poco tiempo antes de jurar, en un rapto de sinceridad.

Los meses pasaron pero la práctica no cambió. Pettovello sigue llorando con facilidad. Lo hizo el día en que el Presidente dio un discurso en su colegio secundario. Ella estaba en la primera fila y empezó a lagrimear cuando Milei recordó a un viejo profesor suyo. Sin embargo, los pasillos de Capital Humano hablan más de las sucesivas crisis que tiene cuando enfrenta adversidades. La saga es larga: Pettovello llorando luego de pelearse en una reunión de Gabinete con Luis Caputo (“está loco, no se puede ajustar tanto, no me larga un peso”), Pettovello llorando luego de la marcha universitaria, Pettovello llorando tras el escándalo con la entrega de los alimentos. Y Pettovello llorando el penúltimo fin de semana, en la Quinta de Olivos, pidiendole a Milei en una reunión de cuatro horas que aceptara su renuncia.

Esta última es una constante en los momentos en que la ministra pierde la compostura. Esos trances suelen venir acompañados de una tirada de toalla. Acá también la lista es larga. Primero, días antes de asumir, Pettovello le suplicó al Presidente que le quite la cartera de Salud a su megaministerio, que era el plan original. Luego presentó la renuncia en varias oportunidades: en el viaje al Vaticano, cuando el libertario echó por un tuit al titular de la Anses, Osvaldo Giordano, cuando escaló el conflicto con las universidades y también ahora. Los rumores en el Gobierno hablan, incluso, de varios episodios más, todos condimentados con lágrimas.

Milei, por ahora, la sostiene a capa y espada. Lo hace a pesar del clima de la discusión pública, donde se evidencia en las encuestas cómo golpeó a la imagen del Gobierno el escándalo de las toneladas de alimentos que casi se pudren, y a pesar de las opiniones de varios miembros de su Gabinete. En especial, la de su hermana Karina, la gran cortadora de cabezas del oficialismo, que empezó a tener cortocircuitos con Pettovello y ya le soltó la mano a su otrora compinche. La moneda está en el aire. ¿Hasta dónde puede sostenerla el Presidente?

En el borde

Pettovello llegó a su cargo por pedido expreso de Milei. Y, aunque ahora se arrepienta, también de ella. Aunque no fue parte de la génesis de La Libertad Avanza (en ese momento era una figura satelital de la Ucedé), para el 2023 la actual ministra ya se había instalado en el corazón del espacio.

La promesa del libertario de armarle un megaministerio la obnubiló. Era un salto inesperado en su propia biografía. Hasta entonces, su currículum no incluía ningún puesto de peso ni en el ámbito privado ni en el público. Había cursado una licenciatura en Ciencias de la Familia y una en periodismo, además de cursos de distinta índole: entrenamiento en reiki bajo el sistema Usui, mindfulness, “cómo hacer terapia online”, “terapia breve centrada en soluciones” y un “posgrado en duelo” en la escuela Duelum, entre otros.

De hecho, la que parecería más avergonzada de esta carrera -que incluía la producción de programas periodísticos, como el de Luis Majul- fue la propia Pettovello. Apenas su nombre empezó a sonar como posible ministra, ella borró su página web, en donde se leía este historial. Quizás haya sido por un capítulo oscuro en su pasado: hasta el 2020 se presentaba como “psicóloga” en diversas entrevistas, a pesar de que jamás tuvo ese título (lo que es un delito tipificado). Hasta que no se enlistó como ministra, Pettovello vivía de las consultorías que hacía, sesiones de terapia en especial para niños. Todo lo que sucedió luego, entonces, se podría decir que era un camino casi lógico. Ese megaministerio para la especialista en duelos y en reiki era una quimera. Pero Milei se lo pedía. Y a él no le podía decir que no. Tampoco puede hacerlo ahora.

Primer anillo

El lunes 8 de enero, Pettovello entró a la Quinta de Olivos a las 20.55 de la noche. Salió a la mañana siguiente, a las 7.20 de la mañana. El martes 27 de febrero volvió a ir en horario de cena, 20.23. Pernoctó en la residencia presidencial, aunque en el registro de visitas que publicó el diario Clarín no figura cuándo salió. El domingo 3 de marzo y el viernes 29 de ese mes también volvió a pasar la noche en el lugar en donde vive el Presidente. Es, hasta ahora, la única del Gabinete que tiene ese acceso vip al libertario.

A los que conocen la intimidad de ambos les cuesta encontrar el término exacto para definir ese vínculo. Los que más aparecen son los de “acompañante”, “confidente”, y también otros del estilo “terapeuta”. Hay decenas de anécdotas en este sentido. Pettovello suele aparecer junto a Milei cuando siente que “lo dejan solo”, un lugar en el cual el libertario se encontró gran parte de su vida. ¿La resistencia del Presidente a aceptar los sucesivos pedidos de renuncia de su ministra obedece a razones de carácter personal? ¿O se niega a mostrar lo que sería leído como una señal de debilidad política, poco después de haber echado a su jefe de Gabinete original?

Está claro que el desempeño de la superministra viene poniendo al Gobierno en un lugar difícil. De hecho, según una reciente encuesta de Zuban Córdoba, el 58 por ciento de los consultados sostiene que la licenciada debería dejar su cargo. Los hits de Pettovello fueron varios: la “fila del hambre” en febrero, cuando la ministra salió a decirles a manifestantes que pedían por comida que iba a “atender a uno por uno” a los que no tuvieran sus necesidades alimenticias cubiertas; la saga de desencuentros y malos manejos con las universidades que terminó en la masiva marcha de los estudiantes a la Plaza de Mayo, una de las primeras balas que le entró al Gobierno, y luego el escándalo por los alimentos que descubrió el sitio El Destape, en el que su ministerio pasó de negar que hubiera comida almacenada a punto de vencerse a que la Justicia dictaminara en dos instancias contra la cartera y la obligara a repartir los víveres de urgencia.

Bajas sentidas

A eso se le suman las casi 40 renuncias de funcionarios suyos en lo que va de gestión. Varias de esas salidas tuvieron ribetes insólitos, como el caso del jefe de asesores de Pettovello, Fernando Szereszevsky, que renunció luego del último escándalo aduciendo que tenía una gira programada con los Ratones Paranoicos, aunque luego el canal América descubrió operaciones de su parte donde gastaba dinero del ministerio en salmón, helados y zapatillas.

La saga de desventuras no termina ahí. La polémica por los alimentos almacenados escaló mucho y tiene un final abierto. El ministerio, representado por la subsecretaria y ex ultrakirchnerista Leila Gianni (ver recuadro), denunció penalmente a Pablo de la Torre, hasta entonces secretario de Niñez y Familia y en los papeles uno de los todoterreno de esos pasillos. Según la acusación, De la Torre manejaba un sistema de recaudación ilegal armado a través de contratos firmados con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), que en lo que va del año recibió cerca de 1.000 millones de pesos, y tenía contratados a más de 100 ñoquis.

Este descontrol incluye varios capítulos más. Primero, el hecho de que ese acuerdo con la OEI lleve la firma de Pettovello, por lo cual si la causa avanza podría alcanzar a la propia ministra (¿será esta una de las razones por las que quiere renunciar? ¿teme por su futuro judicial?). El segundo es que desde el entorno del funcionario expulsado juran que a Federico Fernández, director de administración de la secretaría de De la Torre, hombres de Pettovello lo encerraron en un cuarto en el ministerio y lo amenazaron durante horas, hasta con un arma, para que incriminara a su jefe

A todo esto se le suma que muchas de las denuncias que hizo la ministra, que parecerían ser el grueso de su tarea en el cargo (“la odian porque destapa curros”, dice Milei), vienen siendo desestimadas por la Justicia. Lo hizo en una denuncia por supuesta falta de rendición de fondos para los centros de primera infancia desde el 2018, y también en una denuncia por presuntas anomalías en la compra de medicamentos de alto costo para tratamientos oncológicos (la razón por la cual interrumpieron el tratamiento de cientos de personas). La acusación por supuestos comedores truchos está en un punto muerto y la única que avanza por ahora es la denuncia por extorsiones a la hora de cobrar planes por parte de movimientos sociales, aunque la Justicia por ahora no logró encontrar más que casos aislados.

Así llega Pettovello a su sexto mes de gestión. En la cuerda floja, sostenida por la insistencia del Presidente y por una estrategia de victimización que parece floja de papeles: por estos días denunciaron un supuesto intento de entrada a su hogar que la Policía no pudo constatar. Además, Karina Milei la tiene en la mira: Sebastián Pareja, el armador de la hermana presidencial en Buenos Aires y subsecretario de Integración Sociourbana, tuvo cruces con la ministra. Ella lo acusa de “bloquear” una auditoría interna en esa cartera, en la que supuestamente habrían detectado* anomalías de parte de movimientos sociales, mientras que Pareja asegura que está todo en regla.

Por donde se lo mire, el de Pettovello parece un barco a punto de naufragar.

2024-07-03T11:11:31Z dg43tfdfdgfd