Nacida y criada en las entrañas del teatro independiente, el presente de esta actriz, directora y dramaturga, la encuentra brillando en diversos formatos y plataformas. En la pantalla, su versatilidad se manifiesta en roles tan disímiles como la psicóloga Fernanda en la serie Envidiosa, la enigmática Mora Bicker en la segunda temporada de El fin del amor, y Valeria, la ex esposa del personaje interpretado por Adrián Suar, en la película Mazel Tov. Su voz trascendió al ámbito musical al ser convocada por Fito Páez como narradora de su último álbum Novela y también con su reciente participación en el videoclip “Necesito vacaciones”, de la banda Viva Elástico.
Además, en el marco de la celebración del Día del Trabajador Gráfico, su proyecto integral Imprenteros –obra teatral, película y libro– tuvo una significativa presentación en el Kónex, aunando arte y solidaridad a través de la donación de alimentos no perecederos destinados a comedores comunitarios mediante la organización Casa Sofía y el Proyecto Puentes.
Su prolífica actividad también se refleja en la cartelera teatral porteña, donde se la puede apreciar como actriz en Las cautivas y La vida extraordinaria, y como directora en Civilización y Precoz. A estas, se le suman las reposiciones constantes de su aclamada creación Imprenteros y el unipersonal Yo, Encarnación Ezcurra.
–Contar todas las cosas que estás haciendo es un trabajo en sí mismo, ¿encontrás el espacio para el verdadero disfrute en cada una de ellas?
–Sí, por supuesto. Es un privilegio lo que me pasa, en el sentido de estar con equipos de trabajo donde hay lazos de amistad, somos una comunidad que nos vamos cruzando en diferentes proyectos. Disfruto porque son fragmentos artísticos que me representan y tienen como búsqueda la depuración de un lenguaje. Pertenecen a un territorio que tiene que ver con la creación de piezas singulares, son un poco como bandas de rock.
Yo asocio mucho el teatro independiente con el rock, me identifico con ese género musical, es la forma en la que siento y vivo las cosas. Tengo una manera de habitar el encuentro con el otro que tiene más que ver con la idea de banda, y algo de eso sucede en las obras que permanecen muchos años en cartel, porque hay una fortaleza interna. En la mayoría de ellas repito un procedimiento que es el de monologar con música en vivo.
–Considerando esto que decís del rock y la musicalidad que te atraviesa, ¿sentís la influencia de ese ritmo interno en el trabajo con tus personajes, la dirección y la escritura?
–Absolutamente, das en el clavo, porque es como si te dijese que ese es el leitmotiv de mi motor creativo, rápidamente identifico qué frecuencia está teniendo algo, en cualquier ámbito. Me acuerdo que cuando era chica, pensaba el sonido de las máquinas del taller gráfico de mi papá como danza y lo bailaba en mi casa, sin tener formación.
La primera vez que vi Bailarina en la oscuridad, sentí un tsunami de sensaciones, porque ahí se había concretado eso que imaginé tantas veces: poder bailar entre las máquinas como si fueran instrumentos sonando. Creo que esa fue la semilla para Imprenteros, donde apareció con mucha fuerza la observación sobre el mundo maquinal y nuestra historia familiar.
–¿Qué representa esa obra para vos?
–Se transformó en la experiencia creadora más importante de mi vida, a partir de ahí, asumí un montón de cosas, me atreví a estar en escena de otra manera, casi como si te dijese que en la obra donde se ve menos mi peripecia actoral, está la composición más grande que hice, porque esa que está ahí, soy yo, pero no soy yo.
La operación escénica que realizo es muy de bisturí fino, está muy trabajada dramatúrgicamente y es a partir de eso que se logra la magia de identificación con el público, donde nuestra historia familiar puede ser la de cualquiera que está en la platea. Y después trajo haber confeccionado y escrito el libro con mis hermanos. También hicimos la película, con mi mamá incluida actuando, codirigida con Gonzalo Zapico, integrando escribir, imprimir, hacer cine, actuar y dejar el recuerdo plasmado.
–Fernanda, tu personaje en "Envidiosa", inicialmente parecía secundario, pero resonó fuertemente con el público. ¿Cuál creés que fue la clave de ese inesperado protagonismo?
–Creo que tuvo mucho que ver la forma en la que me sumé al proyecto, que fue una invitación hermosa a ser parte, tanto desde la producción, la dirección y de Griselda; ella quería especialmente que yo pudiera estar en la serie. Esa forma de integrarme, la siento muy afín con el teatro, porque me habilitaron para poder hacer mi juego.
Nosotros grabamos seguidas la primera y la segunda temporada entonces no había ninguna especulación respecto de lo que se supo después con la recepción del público. Pero sí pasó que, cuando nosotras empezamos a grabar, el tipo de conexión que teníamos y lo que pasaba en el set con todos los técnicos riéndose apenas decían: “¡Corte!”, nos dio una especie de termómetro. A partir de eso, sí se fue corrigiendo el guion, teniendo en cuenta que la terapia esté más trenzada en la totalidad de los capítulos.
Fue un espacio donde pudimos desplegarnos actoralmente y se acompañó mucho lo que nosotras proponíamos. Lo que más me gusta es que lo que hicimos está movilizando algo en los otros. La gente me agradece, porque se ha reído o ha reflexionado y me dicen: “Por vos empecé terapia” o “Ahora entiendo a mi terapeuta”(se ríe).
–Estás en "Mazel Tov", la película dirigida y protagonizada por Adrián Suar, en donde componés a su ex, ¿cómo fue esa experiencia?
–Muy alucinante. Tuvimos ensayos con Adrián donde me hablaba mucho del tono de la película, de la historia anterior que habían tenido estos dos personajes y fuimos construyendo lo previo. Me acuerdo que, en el set, con la escena final, que es el monólogo donde le hago una enumeración de hipótesis sobre un encuentro con un señor, rítmicamente entendió que faltaban cosas. Entonces, entre los dos fuimos tirando imágenes e ideas y me agregó texto antes de salir a filmar. Es la primera vez que trabajo con él y comprobé lo que dicen todos: disfruta de ver buenas actuaciones y es muy generoso, te arma la cancha para que vos remates y te luzcas.
–¿Cómo recibiste la invitación de Fito Páez para su disco "Novela"? ¿Sentís que hubo una condensación de tu labor de años que confluyó en este proyecto tan particular?
–Es muy buena esa conexión que hacés. Arrancamos hablando de mi procedimiento en las obras de relatar con música y que Fito me propusiera hacer la voz narradora en Novela fue una condensación y un momento icónico para mí. Él fue alucinante, me hizo sentir súpercomoda y me valoró un montón. Compartir lo creativo con él fue maravilloso, te impulsa a brillar. Me acuerdo que cuando terminamos una toma me gritó desde los controles del estudio: “Al ángulo, Maradona, yo sabía que teníamos que hacer esto juntos”.(Se ríe).
Para lo del disco, trabajé como si fuera una obra de teatro, aprendí esos textos preciosistas de memoria y ensayé muchos meses la letra sobre los bocetos de las pistas con una coach, Victoria Tolosa. Mi voz tenía que ser un instrumento más de la orquesta.
Novela es una película que Fito escribió y me dio el guion y fotos de referencias, así que tenía mucha información para este laburo que siento que unió mis pasiones en algo increíble. ¡Hasta fui a la presentación en España y lo pude compartir con mis amigas de allá, fue muy emocionante! Estoy muy orgullosa y agradecida de ser parte de una obra maestra de este poeta vivo que quedará para la posteridad.
La entrada Lorena Vega: "Yo asocio mucho el teatro independiente con el rock" se publicó primero en El Planeta Urbano | EPU | Tendencias, lifestyle y cultura pop.
2025-05-12T19:07:23Z