Luz Gaggi está experimentando lo que es tener una carrera musical “tradicional”. Su paso hacia la final del reality La voz Argentina (2021) se dio con toda la intensidad que la televisión conlleva. Recién había salido del secundario y estaba descubriendo el mundo con un vértigo inusitado.
Tras editar su primer álbum en 2023, decidió bajar la velocidad para disfrutar del proceso de desarrollar su música. Le está dando resultados porque, en tan solo un año, grabó con Diego Torres y David Lebón y abrió uno de los conciertos que dio Paul McCartney en River el año pasado.
Ahora, su más reciente canción tomó un camino muy diferente al que había iniciado, que la conectó con las raíces latinas que le hacía escuchar su tío. En esta charla con El Planeta Urbano, cuenta cómo está disfrutando de esta nueva etapa.
–Tu primer álbum, "Altar", fusionó el pop y la música urbana, pero tu última canción, “Valentino”, da un giro radical e incursiona en el bolero y la bachata. ¿Cómo se dio ese cambio tan grande en tu sonido?
–Desde el principio tuvimos la idea de alejarnos del sonido de Altar, que es un disco que amo con todo mi corazón, pero que ya tiene dos años, así que nos parecía interesante explorar otros caminos y ver cómo me sentía experimentando con algo diferente. Nunca tuve una regla para componer, y el proceso es muy distinto según con quién me junte.
“Valentino” nació después de estar muchas horas componiendo con la guitarra en la mano, buscando nuevas ideas, con un amigo que se llama Matías Flores. Estábamos en la oficina de mi management y de repente surgió esta especie de bolero bachata modernizado, con sonidos superclásicos, pero también frescos. Después hizo su aporte Camilú y la llevamos a Renzo Luca, que le puso el ritmo de salsa. Trabajar con un productor siempre es un “elige tu propia aventura”.
–¿Se viene un disco nuevo?
–No prometo nada. Obviamente, siempre está la idea de sacar un álbum, pero lleva su tiempo. Por ahora vamos a seguir sacando temas, aspirando a que en un futuro no muy lejano saquemos un gran disco.
–Lo interesante de “Valentino” es que es tu primera canción influida al cien por ciento por los ritmos latinos. Hasta ahora siempre se percibía una influencia de lo anglo, como el R&B y el hip hop. ¿Qué música escuchabas de chica?
–Toda mi vida escuché música muy variada gracias a mi familia. Por suerte, tengo un árbol de géneros musicales bastante amplio por todo lo que sonaba en casa: lo que escuchábamos los domingos, yendo a la escuela, en reuniones familiares… De mi mamá, por ejemplo, heredé mucho pop internacional y también la electrónica; de mi papá, folklore y rock nacional, y de mi tío, la salsa. Así que hay un combo enorme de estilos que formó parte de mi crecimiento y mi crianza.
–Vos sos de La Plata, que tiene una tradición rockera muy importante. ¿Cuánto de la cultura musical de la ciudad hay en vos?
–Mis primeros conciertos fueron en La Plata, así que sí, podría decir que todo empieza ahí, con ese “bichito platense” que después se va expandiendo. Muchos de mis amigos, con quienes formamos nuestras primeras bandas allá, hoy están en Buenos Aires, y cada tanto nos cruzamos trabajando. Siempre nos sorprendemos y decimos: “Qué loco haber terminado acá”.
Todo arrancó en ese pequeño circuito, yendo a ver bandas y compartiendo música. Cuando empecé a dedicarme a esto a tiempo completo, noté que había muchísima gente de La Plata en el ambiente, y eso genera una especie de hermandad. Siento que eso también me marcó, porque llevás con orgullo la bandera de ser de allá. La Plata es, de alguna manera, una cuna de oro de la que salieron muchos artistas.
–¿Cómo fue tu formación musical hasta entrar en La voz?
–Antes de La voz yo todavía estaba en la secundaria. Me tomaba las clases de canto, la comedia musical o ir a la fonoaudióloga como actividades extracurriculares. Pero cuando terminé el colegio me metí en un mundo impactante donde entendí que tenía que tomármelo en serio, ponerme la camiseta y entrenarme como si fuera un trabajo, porque efectivamente empezó a serlo.
De chica miraba las series de Disney y yo quería estar ahí. Me ponía disfraces y cantaba en el living de casa soñando que estaba en escenarios gigantes recorriendo el mundo. Era más un juego que una meta, porque para un niño es algo superabstracto, pero la vida me fue llevando a que este proyecto se hiciera realidad. Al final, todo salió bien y espero siga así.
–¿Cómo recordás tu paso por el programa, donde de la nada tuviste una gran exposición?
–Yo ya había cantado en público en escenarios pequeños, pero no se compara con estar en la televisión, que es mucho más intenso, así que fue como hacerlo por primera vez, porque realmente era algo nuevo para mí. Fui con la completa inocencia de una chica de 18 años que no sabía mucho qué estudiar en la facultad, y me dije: “Pruebo acá, como un tiro al aire, para satisfacer un poco mi ego, con la esperanza de que alguna silla se dé vuelta”.
De repente empecé a avanzar y la cosa se volvió más seria, con nuevas exigencias. Me metí en un mundo bastante desconocido para mí, porque no era solo cantar, sino tener a mucha gente mirándote, juzgándote u opinando, y también personas que te querían mucho. Fue difícil de procesar al principio, pero yo sentía que algo bueno iba a salir de eso. Además, la pandemia estaba terminando y estaba la duda de si alguien iba a ver el programa.
Siete meses después estaba en la final y todo era muy loco. Los cuatro participantes que habíamos quedado sentíamos que habíamos hecho un gran recorrido y que habíamos dado todo. Estábamos muy contentos, pero agotados. A esa altura, no era mi meta ganar, sino disfrutar esos últimos momentos sabiendo que después iba a poner toda la garra, el pecho y el corazón para continuar con mi carrera. Lo que más me interesaba era que eso funcionara como trampolín para impulsarla.
–Estar en la tele hace que mucha gente hable de vos en las redes, a veces no de la mejor manera. En ocasiones contaste que sufriste bullying en la escuela. ¿Cómo pudiste lidiar con los comentarios del público?
–Hay veces que no me importa lo que se dice, y otras que, si me agarran en un mal día, me destrozan completamente. Las redes dan lugar a las personas a ser medio cavernícolas y no tener sentimientos, como que no hay conciencia de lo que se le puede generar a otra persona, pero me abrí a ese juego porque entiendo que es parte de estar expuesto. Lo que sucede en las redes se parece a lo peor de la primaria. Eso de señalar a los demás para no ver los propios defectos me resulta muy infantil.
–A los artistas que salen de realities y competencias televisivas les cuesta mucho sostener el éxito una vez que terminan los programas, pero vos lo estás logrando. Hasta pudiste telonear a Paul McCartney en su última visita a la Argentina. ¿Cómo lo estás viviendo?
–Siento que todo se fue dando paso a paso. Fueron apareciendo oportunidades y de a poco me fui encontrando con la gente indicada. Aprendí mucho en el camino, aunque también me di varios golpes. No todo salió como esperaba, pero incluso esos tropiezos me sirvieron para llegar hasta acá. Creo que estuve en el momento justo y con las personas indicadas, armando un camino que igualmente fue bastante acelerado, con muchas cosas pasando al mismo tiempo. De hecho, en medio de esa adrenalina de que todo suceda tan rápido, de pronto algo te frena y ahí entendés que esto lleva tiempo, que es un proceso y que hay que disfrutarlo.
Estoy trabajando en lo que me gusta, así que no se trata de correr a todos lados, sino de valorar el camino que estoy transitando. Cuando me siento frustrada, mis padres me paran, me bajan a tierra y me hacen ver el panorama completo.
–¿Qué rol cumple tu familia en el desarrollo de tu carrera?
–Soy un poco Hannah Montana, porque soy de barrio. Tengo mi vida allá y mi vida acá, y siento que son muy distintas entre sí. Mi familia está justo en el medio: conocen mi carrera en la música, pero también toda mi vida personal. Por eso son como un cable a tierra, porque entienden todo lo que me pasa, incluso si no es tan común dedicarse a la música. Siempre están ahí para mí. Estoy en un ambiente donde estoy muy expuesta, donde llegan muchas opiniones, y no todas son buenas. A veces me hacen mal y me bajoneo, y es ahí cuando mi familia me levanta. Ellos son la columna que me sostiene. Y yo también trato de serlo para ellos. Son lo más importante que tengo y me acompañan a todos lados.
Fotos: Costersía Sony Music
La entrada Luz Gaggi, la voz generacional: "Lo que sucede en las redes se parece a lo peor de la primaria" se publicó primero en El Planeta Urbano | EPU | Tendencias, lifestyle y cultura pop.
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