TERELU CAMPOS LA OFENDIDA CONTRA SU YERNO ESTAFADOR: ESTA NOCHE, GRAN FUNCIóN

Carlo Costanzia está enamorado de Alejandra Rubio hasta el punto de ser padre con ella. A sus 31 años, el boy de Toyboy es todo un romántico cuyo corazón ha sido secuestrado no por la ambición del dinero fácil, como podríamos pensar de un ladronzuelo, sino por Cupido. Este actor y poeta del lumpen es víctima del amor de la hija de Terelu Campos, alumna de su madre en cosas como hacerse la ofendida, decir incongruencias, estudiar poco y fumar mucho. No les hemos visto al noble italiano y a la todóloga de tertulia embobados lanzando piedras sentados a la orilla del lago pero sí en bragas y gayumbos bañándose en las frías aguas marbellís de marzo justo cuando un eficaz paparazzo tuvo la fortuna de cazarles sin que ellos se dieran cuenta ni participaran, por tanto, del beneficio de la venta de tan suculento y oportuno material.

También les pillaron dándose uno de sus primeros besos. Luego desfilaron uno y otra por platós, pasando el cepillo como monaguillos de la fama que llevan en sus genes y haciéndose los ofendidos con las caras largas como pértigas porque la prensa les persigue, cuestiona sus incoherencias y reclama su parte del pastel. La tarta no es ni de chocolate ni de fresa sino de billetes y da para la tía Borrego, que negocia los teatrillos, los chicos, las chicas, la abuela Campos y la abuela Flores, que aún no ha asomado la patita en Hola para decir que ella no es la loba sino la madre del cabritillo y, si acaso, darnos el último parte de su pasión mexicana intermitente.

Esta gente tiene derecho a ganarse la vida como mejor puedan mientras no crucen la línea roja de la ley, como ya hizo el novio estafador de la cría de 24 añitos que ha colonizado la portada de Hola con la preciosa noticia de su maternidad. Esa misma cría más falsa que un duro de madera que hizo el mejor papel de su vida cuando la pillaron con tres test de embarazo y se reía con risa forzada para negar lo que luego vendió justo 12 semanas después. También va sumando billetes el futuro papá de un bisnieto o bisnieta de María Teresa Campos, un bebé que garantiza pan y exclusivas durante años, un boleto que da acceso a estos jóvenes, herederos de sus respectivas sagas, al Olimpo del mercadeo de las portadas y los platós, de las exclusivas pagadas y de los robados sospechosos, una tarjeta para salir de la cárcel del 'tener que trabajar para vivir', un billete para ser contertulio porque sí en los programas de entretenimiento, para hablar de sí mismos o de lo que se tercie, sin necesidad de haber estudiado nada ni ganado un partido: por la cara.

Estos dos tienen menos futuro juntos que el Gordo sin el Flaco pero da igual porque dividirán sus vidas y multiplicarán sus exclusivas por separado, convertirán en famosos de oro a los que toquen como piedras filosofales del vulgar pero rentable famoseo. Y tienen todo el derecho pero, por favor, que no insulten nuestra inteligencia, o lo que nos quede de ella después de verles, escucharles y contagiarnos de su insoportable levedad, de su limitado vocabulario, de su moralidad del tres al cuarto, de esa que confunde mentir con cambiar de opinión.

El siguiente capítulo del rosario de desvergüenzas e indignidades que nos proponen estos bufones bienpagaos llega este viernes, en el que la abuela Terelu comparte plató con el novio de Alejandra. ¡Y venga de cobrar! A ver si se sonríen, se ignoran o discuten. Lástima que María Teresa Campos no esté para decirles a Carlo Costanzia y a su primogénita aquello de apueste por una.

2024-06-28T18:14:16Z dg43tfdfdgfd